Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1603
Legislatura: 1894-1895 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 22 de diciembre de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 34, 895-898
Tema: Discusión con el parlamentario conservador, el Sr. Muro, sobre la crisis

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Yo dejaría de molestar a los Sres. Diputados a estas altas horas de la noche, si el Sr. Muro no lo tomara a descortesía; y por este temor, voy a limitarme, pero muy modesta y muy humildemente, a hacer dos o tres protestas sobre ciertas ideas que ha emitido el Sr. Muro; y digo muy modesta y humildemente, porque no quisiera que de ninguna palabra mía se tomara pretexto o motivo para proseguir este debate.

Empiezo por protestar contra que aquí haya secuestradores ni secuestrados; aquí no hay secuestrador ninguno, como no sean SS S.S., que secuestran en este momento el reposo a que debiéramos estar entregados. No hay secuestradores, ni mucho menos secuestrados, ni están los Ministros repartiendo destinos a sus amigos, porque son otras las funciones del Gobierno. Después de todo, si hubiera secuestradores que se entretuvieran, y por eso les halagara el serlo, en dar destinos, quizás algunos amigos se quedarían sin ellos, porque los obtendrían otros que no lo son.

También debo protestar contra ciertas palabras que me ha atribuido S. S., y que yo no dije, o, por lo menos, no quise decir.

Ha supuesto S. S. que yo había dicho, no sé en cuál de mis discursos, que hay momentos en que los Gobiernos podían faltar a la ley. Creo que este ha sido el pensamiento de S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS [895] (Sagasta): Si fue eso lo que S. S. entendió, y quizás lo que conste en el Diario de las Sesiones, que no lo he visto, lo dije precisamente en sentido contrario; porque mi argumentación era que la Regia prerrogativa no se encontraría nunca en la situación difícil en que se suponía que podía encontrarse en algún momento, y yo decía: "no, porque para evitarlo está el patriotismo; y si no queréis el patriotismo, el deber de los partidos"; y cuando me dijeron que el patriotismo de los partidos no hace falta, yo contesté : "si, para evitar que ningún Gobierno se encuentre en situación de faltar a la ley" . (El Sr. Muro: ¿Luego S. S. reconoce que hay ocasiones en que se puede faltar a la ley?- Varios Sres. Diputados: Dijo que hay que evitarlo.) Dije que era para evitar que ningún Gobierno pudiera encontrarse en esa situación. Después de todo, S. S. lo ha dicho. Figúrese S. S. que por circunstancias extraordinarias, que por causas de fuerza mayor, independientes del partido gobernante, independientes de los partidos de oposición, independientes de todo, llega el momento en que los presupuestos no están votados para el 1. º de Julio. Claro está: hay un artículo en la Constitución que dice que no se pueden cobrar las contribuciones si no están votadas por las Cortes. ¿Qué hará entonces el Gobierno? ¿Va a dejar de gobernar? ¿Qué va a hacer, si además no es responsable de aquella situación, porque aquellas circunstancias han venido a pesar suyo y a pesar de las oposiciones y a pesar de todo el mundo, por causa de fuerza mayor?

Pues bien; yo decía que era necesario hacer todo lo posible para evitar que ese caso llegara; y ese caso no llegará, si hay, no ya patriotismo, si hay por parte de los partidos cumplimiento de su deber. De manera que el argumento que yo hacía era para sacar la consecuencia contraria de la que S. S. deducía.

Después, S. S. ha dado importancia a la votación de la otra tarde, y ha hecho bien S. S. Si se la dan otros partidos que no debieran dársela, ¿qué extraño es que S. S. se la dé? Lo raro sería que S. S. no se la diera. Pero yo insisto en que aquella votación no tiene ni ha tenido importancia, ni la han tenido jamás, en ninguna ocasión, votaciones semejantes. Jamás ha caído un Gobierno porque se tomara o no en consideración una proposición de ley.

Porque, después de todo, S.. S. comprenderá que semejante votación no causa estado, no produce ningún efecto definitivo; porque si una proposición se toma en consideración contra el consejo del Gobierno, que es lo único que en tales casos hacen los Gobiernos, aconsejar, le quedan al Gobierno mil medios para salvar esa dificultad ; porque esa proposición va a las Secciones, y allí el Gobierno puede trabajar para que la Comisión que se nombre sea contraria al pensamiento de la proposición, si es que por su pensamiento se ha opuesto el Gobierno a que fuera tomada en consideración; y aún tiene después el Gobierno el recurso de trabajar en la Comisión para modificar y hasta anular la proposición; y por último, tiene el recurso de venir al Congreso a combatirla o impedir su aprobación.

Y si esto es así, y cuando no, se hace cuestión de Gabinete, ni caen los Gobiernos por votaciones contrarias a ciertos artículos de determinadas leyes, aún siendo votaciones definitivas que causan efecto inmediatamente, y sólo caen los Gobiernos por cuestiones de Gabinete, que por algo se llaman así, ¿cómo quiere S. S. que se le de la importancia de una cuestión de Gabinete a la toma en consideración de una proposición, cuando tiene tantos medios el Gobierno para resistirse a que prevalezca el pensamiento que esa proposición envuelve?

No; no ha tenido importancia ninguna, ni se lo debe dar.

Respecto de la mayoría, todavía tiene el asunto menor importancia. Porque, tiene razón S. S.: yo dije, creo que no fue a S. S., pero en fin, yo dije a alguno que me preguntó sobre la duración de esta situación : durará todo el tiempo que la situación quiera ; si hay juicio en el partido liberal, si hay juicio en la mayoría, durará, creo yo, hasta el término legal de las Cortes.

Ahora dice S. S.: "Pues se acabó este Gobierno; porque la mayoría perdió el juicio." Aceptado; la mayoría perdió el juicio y debe perder el poder. Pero como lo perdieron también las minorías, y no hay, por consiguiente, a, quién dársele, tenemos que conservarle; y sobre todo, como ya ha recobrado el juicio la mayoría, claro está que ha asegurado la posesión del poder.

Por lo tanto, eso que dije en San Sebastián, lo digo hoy: si la mayoría, como yo espero, tiene juicio, ¡ya lo creo! tiene poder para rato . (Grandes risas.)

¿Pues qué motivo hay para otra cosa? ¿Es que van mal los negocios del Gobierno? ¿Es que vamos hacía atrás? Yo creo que no. ¿En qué dejamos de ir mejorando? ¿En qué esfera de la gobernación del Estado no estamos mejor que antes? Pues si vamos bien, y la mayoría además conserva su juicio, ¿qué motivo hay para cambiar de Gobierno? Le digo a S. S. que hay para rato. (Risas.)

Y como es ya tarde, concluyo con esto.

Si el Sr. Muro quiere sobre algunas cosas de las que ha enunciado que le de alguna explicación, yo se la daré con gusto. Pero si esa explicación tiene espera, vale más que espere S. S. a que yo se la de cuando tengamos más holgura y estemos en ocasión más oportuna. De manera que estoy a disposición de S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): En primer lunar, yo no admito la posibilidad; no admito la posibilidad, fuera de circunstancias muy extraordinarias, como una guerra con el [896] extranjero, como una gran desgracia internacional; como en esas circunstancias superiores a los partidos, lo primero que tiene que hacer el Gobierno, que no es responsable tampoco de ellas, ni siquiera lo es el país, es gobernar ; y como para gobernar se necesita cobrar las contribuciones, claro es que, como se pueda, hay que cobrar las contribuciones, porque ante todo hay que gobernar.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : Estamos ya de acuerdo; desde el momento que S. S. acepta un caso, pueden ocurrir dos o tres. (Denegaciones en la minoría republicana.) Basta con uno, ¿no es verdad? Pues ya ve S. S. cómo no hay ya que atender sobre todo al precepto constitucional. Si puede haber un caso en que haya que faltar a ese precepto, ¿por qué no se han de presentar dos? ¿Es que no pueden ocurrir dos de fuerza mayor? ¿Es que no puede ocurrir más que uno, el de una guerra? Puede venir una gran desgracia sobre este país, puede haber una guerra interior. (El Sr. Salmerón : Para eso está el Parlamento. ¡No faltaba más!) Ese caso no podía llegar más que por causa de fuerza mayor, independiente del Gobierno y de los partidos, lo mismo del partido gobernante que de los partidos de oposición ; en una palabra : por causas independientes del país . (El Sr. Salmerón : Ese derecho del art. 3.º es tan absoluto como cualquier otro, y a ese nos ampararíamos para hacer que el país se negara a pagar las contribuciones .) Quiero que el Sr. Salmerón me oiga bien, para que sobre ello no quepa duda.

Entiendo que sólo por causa de fuerza mayor puede apelarse al sistema de gobernar sobre todo, y si es necesario para eso cobrar las contribuciones, cobrarlas. Sólo por causa de fuerza mayor, repito, se debe hacer eso, y será causa de fuerza mayor aquella que impida en absoluto la reunión de las Cortes para votar los presupuestos, sea la que sea.

De manera que estamos completamente de acuerdo; y, después de todo, como esto no ha de ocurrir en bastante tiempo, me parece que hay lugar de pensar más despacio este asunto.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Dije el otro día que no admitía la posibilidad, porque si el partido conservador fuera llamado al poder (el mismo ejemplo que ha puesto S. S.) en momentos en que no tuviera tiempo para presentar los presupuestos, y tuviera necesidad de la ayuda del partido liberal para que los presupuestos fueran votados, yo aseguré que los presupuestos serían votados, porque el partido liberal tendría el patriotismo bastante para votarlos . Es más: yo afirmé que para eso no se necesita patriotismo, que basta sólo con el cumplimiento de un deber elemental; hasta el punto que llegué a manifestar que, si no hacía eso, sería un partido rebelde, incapaz de ser considerado como partido gobernante . De manera que no admitiendo la posibilidad, no hay que continuar en esta discusión.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): No admito la posibilidad, porque no es cierto que yo no tenga mayoría; eso no se le ha ocurrido a nadie, como no sea llevado de la pasión política más grande; porque sepa el Sr. Muro que de la mayoría actual, que la constituyen cerca de 300 Diputados, le puedo regalar a cualquiera oposición 100, y aún me quedaría mayoría.

Pero aunque la mayoría por algún concepto se descompusiera en este caso, que es un verdadero caso constitucional, esa mayoría, que es verdaderamente gobernante y sabe cuáles son sus deberes [897] constitucionales, no faltaría a ellos . Aún cuando no me obedeciera en otra cosa, me obedecería en eso. (Muchos Sres. Diputados: En todo, en todo .)

En fin, ¿es que llegaba la posibilidad, porque el Sr. Muro cree que yo no había de tener fuerza bastante para obligarla a votar los presupuestos de los conservadores? Pues entonces pregunte el Sr. Muro a los conservadores, que es a quienes corresponde contestar, lo que harían; ellos verían lo que tenían que hacer y lo que podían contestar."

A propuesta de la Mesa, el Congreso acordó pasar a otro asunto.



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